Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
Mito e historia en el origen y evolución de los Incas

(C) María Saavedra Inaraja



Comentario

Las distintas leyendas nos hablan de dos lugares como punto de origen del pasado remoto de los incas. Unas hacen referencia a Pacarectambo, espacio sagrado localizado a unos 25 km del Cuzco, mientras que otras sitúan la salida de los incas de un lugar próximo al lago Titicaca. En cualquier caso, en unas y otras se insiste en su origen divino, como hijos del Sol. Este origen se perpetuaría en el tiempo mediante el matrimonio de hermanos.


Una de las tradiciones habla de los hermanos Ayar, cuatro parejas de hermanos-esposos que abandonaron su lugar de origen para buscar el lugar en que asentar la capital de su pueblo. Igual que en el mito azteca, recibieron una señal que les confirmaba el lugar, en este caso en la ciudad de Cuzco, donde se asentaron la pareja principal, Ayar Manco (el mítico Manco Cápac fundador de la dinastía) y Mama Ocllo, su hermana-esposa. La otra tradición o versión del mito de origen habla de una sola pareja, la constituida por Manco Capac y Mama Ocllo. Dejemos que sea Martín de Murúa quien nos relate las tradiciones que, según él mismo cuenta, recogió de las tradiciones orales de indios viejos:



"Dicen los indios que cuando con el diluvio se acabó la gente y que del pueblo de Pacaritambo, cinco leguas del Cuzco, de una cueva por una ventana salieron y procedieron los Ingas y que eran cuatro hermanos, el mayor llamado Manco Capac, Ayarcache, Ayarauca, Ayarhuchu. Y cuatro. hermanas: Mamahuaco, ésta fue muy varonil, y peleó, y conquistó algunos indios; Mamacora. Mamaocllo, y Mamatabua. También cuentan algunos indios antiguos que de la gran laguna de Titicaca, que está en la provincia del Collao, vinieron hasta esta cueva de Pacaritambo, unos indios, e indias, todos hermanos, gentiles hombres y valerosos, y que traían las orejas moradas, y en los agujeros pedazos de oro. Uno de los cuales fue Manco Capac. Cualquiera de estas opiniones se puede seguir en el aparecimiento de los Ingas, pues no es razón para creer más la una que la otra, siendo todo fabuloso. Vinieron, pues, estos hermanos y hermanas desde Pacaritambo de noche, y, llegados al pueblo de Pachete, allí miraron de una parte a otra, por hallar buena tierra para poblar, y no satisfaciéndose, se volvieron por el mismo camino y llegaron a Guayna Cancha, y allí se juntó Manco Capac con su hermana Mama Ocllo, aunque otros dicen que con Mamahuaco, otra hermana. Y viniendo en el camino vieron que la hermana estaba preñada y entre ellos hicieron inquisición, diciendo ¿cuál de nosotros ha hecho esta maldad? Sabida la verdad, llegaron a Tambuqui, a do nació Cinchiroca, de lo cual se holgaron y dieron gracia al Hacedor y al Sol, y pasaron hasta Chasquito. Allí acordaron todos que Ayarauca, su hermano, que era el más atrevido dellos, volviese a Pacaritambo a la cueva donde habían salido y allí lo encerrasen. Llamándole, dijeron: ya sabéis, hermano, que dejamos ciertos vasos de oro, llamados topacusi, y cierta semilla en la cueva de donde salimos; es menester que vayáis allá por ello, para que juntemos con ellos gente y seamos señores. El Ayarauca lo rehusó y dijo que no quería, a lo cual le dijo Mamahuaco que tuviese vergüenza siendo mozo tan atrevido, no querer volver por aquellas reliquias, y así, avergonzado, dijo que sí, y fue con él un criado suyo llamado Tambo Chacai. Llegado a la cueva Ayarauca, entró a sacar los vasos que le habían dicho que trajese, y mientras él estaba buscando dentro de la cueva, el Tambo Chacai cerró la puerta con una piedra grande, porque así se lo habían mandado los hermanos.



Y entonces en el Cuzco, que se llamaba Acamama, estaban poblados indios lares, poques y guallas, gente baja, pobre y miserable, y prendieron a uno destos poques o guallas y lo mataron, y sacaron los bofes y los soplaron y, trayendo las bocas ensangrentadas, se vinieron hacia el pueblo de los guallas."



Algunos cronistas adjudican en esta entrada violenta al Cuzco un gran protagonismo a Mama Huaco, que sería así paradigma de mujer "varonil", frente a Mama Ocllo, la compañera de Manco Capac, más tranquila y a la que parecen atribuirse funciones más relacionadas con el ámbito doméstico. El propio Murúa confunde las acciones atribuidas a una y otra mujer.



Despojando el relato de elementos míticos, probablemente nos encontramos con un pueblo o tribu belicosa, perteneciente al tronco lingüístico quechua, que se asienta en el Cuzco, lugar ya habitado por otros pueblos. Con Manco se iniciaba una dinastía, continuada por otros jefes, más o menos legendarios, cuya área de influencia (compartida con otros pueblos) quedaba reducida a la región del Cuzco.



Será ya en la primera mitad del siglo XV cuando los Incas obtengan una importante victoria que marca el origen de su expansión. Se trata del enfrentamiento con los Chanca, llevada a cabo por Pachacuti en 1438, pese a las reticencias mantenidas por su padre y la facción menos militarista de la corte incaica. A partir de entonces, el avance inca se hace imparable, y una impecable organización militar y administrativa será responsable de las conquistas e incorporaciones de todos los pueblos de la región.



Undécimo Inca, Huaina Capac. Nueva coronica y buen gobierno, página 112

Undécimo Inca, Huaina Capac. Nueva coronica y buen gobierno, página 112




El último gran continuador de la dinastía de Manco fue Huayna Capac, que falleció en 1527, probablemente a consecuencia de una de las epidemias importadas por los españoles, que llegó a la región de Quito incluso antes que los propios conquistadores. A partir de su muerte las noticias de que disponemos resultan confusas, pero lo cierto es que muy pronto se inició una guerra civil entre dos de sus hijos: Huáscar y Atahualpa. Esta guerra, que alcanzó por parte de ambos bandos altas cotas de crueldad, facilitaría la toma de poder por parte de Francisco Pizarro.



A diferencia de lo que sucede con otras culturas americanas, los cronistas nos han dejado relatos del pasado Inca que incluyen descripciones de las vidas de las señoras incas, esposas de los gobernantes. Estos relatos están plagados de elementos estereotipados y descripciones de modelos de comportamiento genéricos, pero a la vez nos aportan los nombres de las mujeres principales del Incario, que llevaban por título el de Coya.